Franz Hinkelammert ha partido y nos ha dejado una obra formidable.Por: Néstor Kohan.

 Franz Hinkelammert ha partido y nos ha dejado una obra formidable.Por: Néstor Kohan.

Franz Hinkelammert ha partido y nos ha dejado una obra formidable. Por Néstor Kohan.
De origen alemán, como André Gunder Frank, Hinkelammert siguió el derrotero inverso al de la intelectualidad colonizada, euro-occidentalista y cipaya. En lugar de quedarse cómodo en un sillón académico en su Alemania natal, desconociendo olímpicamente todo lo que sucede a su alrededor y “dialogando” exclusivamente con quienes hablan su idioma (“aquel donde habita El Ser” con mayúsculas), giró sus intereses, energía y reflexión concentrándose en Nuestra América y el Sur Global. En nuestro continente vivió, investigó, escribió y dio clases durante muchas décadas. Teólogo de la liberación y al mismo tiempo crítico de la economía política, supo conjugar sus impugnaciones contra el régimen capitalista con un impiadoso bisturí que hizo pedazos la racional-irracionalidad del Mercado y sus aduladores, principalmente representantes de la economía neoclásica, abuelitos del Neoliberalismo (Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y Karl Popper, etc.). Ese conjunto mediocre de panfletos y dogmas que hoy son adoptados como “verdad revelada” por el grueso de la voz oficial (y no pocos “disidentes”) en Economía. Hinkelammert no sólo aportó reflexiones de alcance universal. Se metió también en debates terrenales como los de la transición al socialismo (por ejemplo sentó posición, polémica como gran parte de lo que escribió, sobre “el gran debate” de la revolución cubana, en el cual participaron el Che Guevara, Ernst Mandel, Charles Bettelheim, etc.). Además de vincularse con Cuba, donde fue editado y cuenta con una cantidad importante de discípulas y discípulos, también participó de la experiencia de Salvador Allende en Chile. Posteriormente, durante las últimas décadas, su gran batalla fue contra el “Totalitarismo del Mercado”, como él denominaba a la ideología predominante en nuestros días y «el abandono del Sujeto», promovido por el posmodernismo y el postestructuralismo. ¡Gracias por todo y abrazote grande, querido Franz!

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