Migraciones, fenómeno mayúsculo y masivo

Arturo Alejandro Muñoz

A nivel planetario, al menos en Occidente, el asunto “migrantes” ha cambiado de tono y es ahora un problema enorme que exige pronta solución a nivel global.

Eric Adams, alcalde Nueva York, hizo un llamado de alerta que más bien sonó a súplica (a los legisladores) por pronta ayuda para evitar que la ciudad de los rascacielos sea destruida por esos miles de migrantes que la están fagocitando con sus motocicletas invadiendo la Gran Manzana poniendo en evidente riesgo la vida de transeúntes y automovilistas con sus actos circenses y locuras en dos ruedas, con su irrespeto a las leyes locales, a la sociedad civil y a la buena convivencia.

Cien mil migrantes en el último mes…ese es el número de recién llegados a los que aludió el alcalde Adams. Un problema mayor para Nueva York, sin duda, pues la cantidad de migrantes sigue aumentando día a día.

Miles de kilómetros al sur, en el lejano Chile, el gobierno local se ve enfrentado a una situación parecida, aunque de menor tono si la consideramos sólo desde la perspectiva del monto de personas.

Ese país tiene una población cercana a los diecinueve millones de habitantes. De ese total, más de un millón y medio son extranjeros arribados en los últimos ocho años, y muchas de esas personas (la mayoría) han sido y siguen siendo indocumentados. Entonces, en Chile, los inmigrantes actuales representan el ocho por ciento de la población total. Y al igual que Nueva York la migración continúa con su ingreso al país día a día.

En Lampedusa (Italia) se dio el caso de una migración que supera a la población local. Más de veinticinco mil africanos ingresaron a esa ciudad en los últimos meses. Lampedusa tiene una población algo superior a los veinte mil habitantes.

Wikipedia informa: <<Recientemente, Lampedusa ha tenido un impacto en las noticias internacionales como uno de los principales puntos de entrada para los inmigrantes indocumentados que buscan ingresar al espacio Schengen de la Unión Europea desde África, el Medio Oriente y Asia, con gran cantidad de naufragios. Acuerdos recientes entre las autoridades libias e italianas contemplan la deportación de muchos inmigrantes indocumentados desde Lampedusa a Libia >> 

Volviendo al continente americano, miles de personas provenientes de países como Venezuela, Colombia, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala -entre otros- deciden aventurarse en un tránsito difícil y peligroso rumbo a la frontera de México con Estados Unidos. Una verdadera avalancha humana se desplaza cual serpiente gigantesca cruzando ríos, selvas y ciudades con los ojos puestos en el territorio del país de Jefferson y Lincoln.

Es un hecho cierto que hoy muchas naciones reciben a cientos de inmigrantes   (miles, en alguno  casos), pero cierto es también que algunas de esas naciones ven con temor y preocupación que la cantidad de personas que ingresan a borbotones  superan las cien mil, las trescientas mil, llegando al millón de seres humanos que entran a ellas con la esperanza de comprobar positivamente las promesas que alguien les hizo respecto a obtener una  calidad y nivel de vida que en su propia patria les parece imposible lograr.

La oleada migratoria -aquí, allá y acullá- parece no tener fecha de término, y a los problemas de satisfacer las demandas de trabajo, vivienda, educación, atención de salud y otros, se suma el choque de costumbres y visones de la vida misma (lo que es llamado por los expertos como ‘transculturación’), ya que los recién llegados se oponen a adoptar costumbres, reglas e incluso leyes del país que los acoge, lo cual desencadena odiosidades difíciles de minimizar.

Lo anterior provoca preguntas torpes en los anfitriones, como, por ejemplo, “¿de qué huyen?”, “¿los persigue su gobierno allá en su país?”, “¿cuál es el aporte que esos migrantes hacen al país anfitrión?”, “¿no será esto producto de un plan finamente delineado para poner en jaque a países de economía y sistema político estables?”. Preguntas estas que corresponderían más bien a teorías conspirativas, pero muchos se las hacen, no le quepa duda amigo lector. En Nueva York y en Dallas ya se las están haciendo.

Urge una política global respecto de estos masivos movimientos de personas. Grecia, Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, España, Portugal, Estados Unidos, México, Perú, Brasil, Chile… son algunas de las naciones afectadas por este fenómeno migratorio…aunque tal vez deberíamos decir “favorecidas”, y no ’afectadas’…pero eso lo dirá el tiempo, décadas o quizás siglos más tarde, cuando se analicen estas migraciones masivas y sus resultados.

Hoy, en tanto, se trata de un problema mayúsculo que requiere una política global consensuada por todas las naciones. 

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