1920, año bisagra en la Historia Política de Chile
Arturo Alejandro Muñoz
1920 fue un año definitivamente relevante en nuestra Historia como país. Se le recuerda principalmente por la elección de Arturo Alessandri Palma en su primer mandato constitucional, sin embargo –y más allá de esa icónica elección- es necesario referirse a los eventos y situaciones que marcaban el acontecer de aquellos años. No sólo en Chile, también en el mundo. Vea usted lo siguiente.
* En 1920 el mundo había cambiado dramáticamente luego de dos o más siglos de preeminencia monárquica y clasista. La Gran Guerra (1914-1918) derribó mitos y construyó un nuevo mapa europeo que fue el prolegómeno para aquello que veinte años más tarde sería el avance del nazismo y del fascismo.
Alemania perdió la Primera Guerra Mundial, y en el Tratado de Versalles de 1919, las potencias vencedoras (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y los otros estados aliados) impusieron a la derrotada Alemania disposiciones punitivas para su territorio, milicia y economía.
El mapa de Europa cambió drásticamente. Cayeron algunos imperios, como el Austro-Húngaro, y nacieron nuevos países.
* Mientras eso ocurría en algunos reinos de Europa occidental, en el imperio zarista ruso acaecía una revolución histórica. Bajo la conducción de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) los bolcheviques triunfaban en la revolución popular estableciendo un gobierno comunista en toda la extensa geografía imperial que ahora se llamaría Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Países o territorios como Ucrania y Montenegro pasaron a formar parte del mandato comunista. Y muchos gobiernos de Europa occidental (Inglaterra, Francia, Grecia, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega) temieron que el ejemplo soviético prendiese en los grupos de trabajadores y estudiantes.
* Desde el Vaticano se alentó la distribución de algunas encíclicas papales que aconsejaban a gobiernos y empresarios a tener mayor consideración y mejores remuneraciones para sus trabajadores y así evitar la llegada del comunismo. La línea de pensamiento social cristiano fue acogida por la Iglesia en 1891 (año de la guerra civil en Chile) a través de la promulgación de la Encíclica “Rerum Novarum”, en la cual se proclamaba a la ‘cuestión social’ como una de las principales preocupaciones de los católicos.
Los partidos conservadores (como el chileno) –siempre alineados junto a la Iglesia- esta vez se escindieron entre quienes apoyaban el nuevo énfasis social, y quienes defendían a ultranza los antiguos principios y privilegios de una clase dominante. Ello, sin duda alguna, les hizo perder parte de la gravitación política que habían tenido durante el siglo diecinueve.
* Mientras, en Chile:
* Desde septiembre de 1891, con el triunfo de los conservadores en la revolución que derribó el gobierno liberal de José Manuel Balmaceda, el país vivía `políticamente en un escenario que podemos llamar “parlamentarismo”, ya que estando aún vigente la Constitución de 1833, las atribuciones del Presidente de la República fueron mermadas considerablemente, a la vez que las del Parlamento o Congreso Nacional aumentaron de manera significativa.
En la primera década del siglo XX se promulgaron las primeras leyes sociales de nuestra historia, tales como la ley de la silla (1904), la ley sobre habitaciones obreras (1906) y la ley de descanso dominical (1907). Estas iniciativas legales eran insuficientes para solucionar las graves carencias que afectaban a los sectores obreros y populares de nuestra sociedad. Es por eso que en esta coyuntura histórica –donde avanza raudamente el sindicalismo- surgen también las primeras agrupaciones y partidos políticos de izquierda, tales como los movimientos anarquistas y el Partido Obrero Socialista, -fundado en 1912 y que pasaría a convertirse en el Partido Comunista diez años más tarde (con la dirección de Luis Emilio Recabarren)-, quienes propugnaban cambios radicales en la organización política, económica y social chilena.
En consecuencia, el malestar hacia el régimen parlamentario se agudizó hasta manifestarse de forma abierta y masiva en el año 1920, con la elección presidencial de Alessandri Palma.
* En el norte minero y salitrero se encontraba la mayor concentración obrera del país, y las organizaciones sindicales comenzaban a germinar con fuerza, respondiendo a una necesidad imperiosa de organización de trabajadores para mejorar sus condiciones y situaciones, así como para defenderse de las arbitrariedades cometidas no sólo por los empresarios, sino también por los tres poderes del Estado.
Además, la “cuestión social” descrita y argumentada por intelectuales y algunos políticos, daba cuenta de la gran efervescencia que había en la sociedad chilena, cuestión que los gobiernos de la época parlamentarista habían soslayado completamente, pero que ahora, desde el norte desértico y minero, mostraba su potencialidad luego de algunas gigantescas manifestaciones huelguistas que habían sido aplacadas a balazos por las fuerzas armadas obedeciendo órdenes de los gobiernos conservadores.
Ello no amilanó a los obreros ni a sus dirigentes sindicales; por el contrario, les insufló fuerzas y nuevas valentías. En Santiago, la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) encabezaba los decididos apoyos a las demandas del mundo laboral. .
* En 1920 aún se encontraba pendiente el asunto Tacna-Arica. No se había realizado el plebiscito que acordaron las partes (Chile y Perú) cuando firmaron la paz definitiva luego de la Guerra del Pacífico. Ese plebiscito se realizaría por fin. La tensión crecía en ambas ciudades, las cuales deberían determinar a qué país pertenecerían.
* Los acontecimientos en el norte minero y lo que acaecía en Tacna y en Arica, dieron pábulo a que el gobierno de Juan Luis Sanfuentes ordenara la movilización parcial del ejército aduciendo que “informes secretos” señalaban una posible nueva guerra con Perú, lo que era absolutamente falso. El presidente despachó hacia el norte el contingente militar encabezado por su propio ministro de Guerra, el exmilitar Ladislao Errázuriz.
Los estudiantes, desde la FECH, salieron al paso asegurando que los soldados eran llevados al norte no para defender fronteras ni nada parecido, sino, simplemente, para atacar a las organizaciones sindicales de los trabajadores de minas y salitreras que daban “mal ejemplo” al resto de los trabajadores del país.
A esa movilización militar, los estudiantes la bautizaron como “la guerra de don Ladislao”. Turbas nacionalistas asaltaron el local de la FECH destruyendo sus instalaciones, y el gobierno inició detenciones de dirigentes estudiantiles en lo que se llamó “Proceso de subversivos”. Paulatinamente se fue deshaciendo la mentira urdida por Ladislao Errázuriz y el presidente Sanfuentes, la cual provocó profundo malestar en la población.
***Pues, bien…junto con todo lo señalado en estas líneas respecto del contexto mundial y local que rodeaba a 1920, hay que agregar que ese año, en el mes de septiembre, había elecciones presidenciales.
El estrecho triunfo de Arturo Alessandri Palma, su gobierno, el golpe de estado, el regreso desde el exilio, el Código del Trabajo de 1924 y la Constitución Política de 1925, y los múltiples sucesos ocurridos en el primer mandato de Alessandri, bien permiten posteriormente una nota exclusiva.
Tal vez la hagamos. Tal vez.