Los 60 años de un grande de nuestra historia,Jorge González. Por Juan Francisco Torres
¿Por qué Argelia apoya a Palestina y a los movimientos de descolonización mientras Marruecos se alinea detrás de Israel?
¿Por qué Argelia apoya a Palestina y a los movimientos de descolonización mientras Marruecos se alinea detrás de Israel?
Es sabido que: los esfuerzos sostenidos de Argelia y su apoyo permanente a Palestina no son del agrado del Estado hebreo. Ilustración: hace unos días, el portavoz francófono del ejército israelí, Olivier Rafowicz, cliente habitual de los estudios de televisión francesa desde el estallido de la guerra en Gaza, el pasado 7 de octubre, intentó confundir a Argelia acusándola de “radicalismo” hacia su país. Mientras que, por otra parte, considera que Marruecos está con Israel.
“Argelia está tratando de aliar a Fatah y a Hamas para que los palestinos se unan entre sí contra el Estado de Israel. Entonces, en alguna parte, Marruecos está con Israel y Argelia se radicaliza hoy contra Israel y también contra Marruecos”, afirmó, Olivier Rafowicz, en el canal de noticias i24 News, en respuesta a una pregunta sobre las posiciones de Argelia y de Marruecos con respecto a Israel y Palestina.
El portavoz del ejército israelí hace, sin duda alguna, alusión a la reunión de las facciones palestinas en Argel en octubre de 2022 y que culminó con la “Declaración de Argel”, destinada a promover la reconciliación entre estas facciones.
Al utilizar el término “radicalismo”, sugiere una forma de “línea dura”, con matices de animosidad, respecto de la posición argelina hacia su país.
Sin embargo, el apoyo de Argelia a la lucha del pueblo palestino no es circunstancial ni actual. Es una posición dogmática que obtiene su fuerza de la lucha liberadora librada contra el colonialismo francés.
Desde la creación del Estado hebreo en 1948, Argelia nunca ha dejado de apoyar al pueblo palestino cuyas tierras fueron despojadas, como las de los argelinos a partir de 1830, por los colonos franceses.
¿Entonces quién mejor que Argelia, que ha experimentado los horrores del colonialismo, puede comprender el sentido profundo de la lucha emprendida por los palestinos para recuperar sus tierras?
A los ojos de los dirigentes y de grandes sectores de la población – si exceptuamos a aquellos que ven el problema a través de un prisma religioso -, la lucha de los palestinos se asimila al combate anticolonial contra Francia llevada a cabo por Argelia.
Es la razón por la que Argelia sigue siendo, en la esfera del mundo árabe, uno de los pocos países que rechaza cualquier enfoque de normalización con Israel, mientras la cuestión palestina no es resuelta.
“Veo que hay una especie de carrera […] hacia la normalización, no participaremos en ella, no la respaldamos y la causa palestina es sagrada para nosotros y para todo el pueblo argelino”, aseguró, en septiembre de 2020, el Presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, poco después de la decisión de los Emiratos Árabes Unidos y de Bahréin, y unos meses antes de la decisión de Marruecos, de normalizar sus relaciones con Israel.
Este sábado, el Presidente Tebboune reiteró la posición intangible de Argelia cuyo credo es la defensa de las “causas justas”.
Marruecos está con Israel y Argelia apoya a Palestina: explicaciones.
“Nadie puede acusarnos de racismo por estar del lado de los palestinos, porque nuestra historia está llena de defensas a favor de causas justas. Argelia está siempre del lado de los oprimidos, incluso a costa de un hermano o un amigo”, reiteró el Jefe de Estado, subrayando que la próxima batalla de Argelia es convertir a Palestina en un Miembro Permanente de las Naciones Unidas.
«No abandonaremos el campo de batalla», afirmó.
Hay que decir que todos los países que sufrieron el colonialismo adoptaron la misma posición de principios que Argelia. Éste es el caso, a título de ejemplo, de Sudáfrica, aplastada durante mucho tiempo por el régimen del Apartheid, cuyo país ha presentado, desde el inicio de la guerra contra Gaza, tres solicitudes ante la Corte Internacional de Justicia pidiéndole que imponga medidas contra Israel que acusa de cometer “crímenes contra la humanidad” y “genocidio”.
Este también es el caso de los países latinoamericanos, algunos de los cuales han decidido retirar a sus embajadores en Tel Aviv, como Chile, Colombia y Honduras.
Otros han decidido romper de plano sus relaciones diplomáticas con Israel, como Belice y Bolivia. Brasil tampoco ha sido amable con Israel. El 18 de febrero pasado, su Presidente, Lula Da Silva, comparó, durante su discurso en la Cumbre de la Unión Africana en Addis Abeba, las masacres cometidas por el ejército israelí en Gaza con la “Shoah”. Acusó a Israel de “genocidio”, provocando una crisis diplomática entre los dos países.
Por el contrario, los países árabes, inmersos en la carrera por la normalización, socavados por las divisiones, se encontraron en una situación delicada, como lo demuestra la actitud de muchos regímenes.
Sólo dos países, Jordania y Bahréin, preocupados por las consecuencias de la guerra, se atrevieron a retirar a sus embajadores en Tel Aviv, mientras que Arabia Saudita suspendió las “conversaciones” que había iniciado en la perspectiva de una normalización con Israel.
Posiciones de protesta, mucho más coyunturales, que no cuestionan fundamentalmente sus relaciones con Tel Aviv.
Y nada es más edificante en esta actitud embarazosa que la de Marruecos. Signatario de los Acuerdos de Abraham en diciembre de 2020, Marruecos vive en un silencio ensordecedor desde el inicio de la guerra.
Mientras la opinión pública, comprometida en su mayoría con la causa palestina, retumba, los líderes del reino, encabezados por Mohammed VI, le dan la espalda, probablemente a la espera de que “pase la tormenta”.
Una postura tan incómoda que incluso los países occidentales empiezan a molestarse por la política devastadora, en desprecio con el derecho internacional, de la entidad sionista.
¿Deberíamos esperar una revisión de sus relaciones, como ocurrió durante la segunda Intifada en el año 2000? No estoy seguro dada la dimensión de la cooperación, particularmente en el ámbito militar y de la seguridad, que ahora une a las dos capitales, Rabat y Tel Aviv.
En su frenética búsqueda por unir a su causa al mayor número posible de países, la de fortalecer su control sobre el territorio saharaui, Marruecos parece dispuesto a alinearse, incluido con un país engorroso como Israel, ahora colocado en el banquillo de la comunidad internacional.
Y las declaraciones de Olivier Rafowicz no hacen más que revelar, a decir verdad, la elección del reino: sacrificar la lucha palestina por sus objetivos expansionistas en el Sáhara Occidental.
La elección de un país que sin duda desconoce el sentido de las causas justas, pero una apuesta arriesgada dadas las transformaciones de la geopolítica mundial.
Marruecos desconoce lo que es sabido por una lucha por la independencia, no comprende el sufrimiento de los pueblos colonizados, ya que él mismo es, como Israel, un país colonizador.
Lo que es contrario con respecto a Argelia y a todos los países que apoyan la causa palestina y los pueblos colonizados.
“Vemos nuestra historia a través de los ojos de los palestinos, una historia de desplazamientos, privaciones, negación de la identidad nacional, migración forzada, discriminación y ahora hambre”, le dijo recientemente el Primer Ministro irlandés, Leo Varadcar, al Presidente estadounidense Joe Biden. El sentimiento que alienta la constancia de la posición de Argelia se resume en estas palabras.
Escrito por Karim Kebir
Fuente: TSA-Argelia
Traducción de InfoSurGlobal
abril de 2024