Theodorakis, Prensa Latina y la lealtad

 Theodorakis, Prensa Latina y la lealtad


Theodorakis, Prensa Latina y la lealtad


5 septiembre , 2021

Hace exactamente medio siglo, en 1971, tuve la suerte de conocerlo y de entrevistarlo en Santiago de Chile, adonde viajó invitado por el entonces presidente socialista Salvador Allende.

Digo suerte porque, con 26 años, yo era el último reportero de la oficina de Prensa Latina, encabezada por el periodista y escritor argentino-cubano Jorge Timossi e integrada por los destacados colegas chilenos Hernán Uribe, Mario Cerda y Víctor Vaccaro y los uruguayos Julio Huasi, periodista y poeta, y el fotógrafo Naúl Ojeda.

Confieso que entonces no conocía a Thedorakis ni su enorme obra -salvo la banda sonora de Zorba el griego (1964) y Z (1969)-, deficiencia que rectifiqué rápidamente tras aquel encuentro.

El tema es que alguien, en nombre de Theodorakis, llamó a la corresponsalía y le dijo a Timossi que el artista estaba en el Hotel Carrera, acosado por los medios, pero que no hablaría sin antes brindar una entrevista exclusiva a Prensa Latina, un gesto de agradecimiento, dijo, por el apoyo de la agencia a él y a su causa.

Preguntó quién dominaba inglés o francés, porque griego no hablaba nadie, y Theodorakis tampoco dominaba el español. Los más experimentados periodistas de nuestra oficina se inhibieron y la tarea recayó en mí, el más novato, tanto por mi inglés como porque en esa época asumía las misiones.

Con un despacho de Aroldo Wall, corresponsal de Prensa Latina en París, quien había transmitido la partida esa mañana del artista rumbo a Chile, con datos sobre su vida, caminé dos cuadras hasta el Hotel Carrera (actual cancillería chilena).

La nota de Aroldo decía que Theodorakis debió pasar a la clandestinidad para participar en la resistencia contra la Junta Militar instaurada en su país en1967, año en que fue encarcelado y luego desterrado tras una huelga de hambre y, nuevamente, recluido en un campo de concentración.

Un enorme movimiento de solidaridad de artistas e intelectuales logró que fuera deportado a Francia, adonde llegó en abril de 1970.

A la entrevista me acompañó, como siempre, con su maletín lleno de cámaras y lentes, Naúl Ojeda, quien me aseguró que hablaba perfectamente el francés…, aunque esa tarde tuvo muchos tropiezos.

Al llegar al hotel, un detective nos preguntó si éramos de Prensa Latina y nos abrió paso hacia la terraza, al lado de la piscina, donde Theodorakis y su asistente-traductor-guardaespaldas-amigo disfrutaban de una cazuela de mariscos chilenos y vino blanco.

Estaban en una mesa apartada de la terraza, alejada del cordón de seguridad de Carabineros y policías de civil que mantenía a raya a un centenar de furiosos periodistas nacionales y extranjeros.

Solo Naúl y yo pasamos y nos incorporamos a la mesa y estrechamos las manos del artista y su acompañante.

El gran luchador y compositor acababa de llegar de la cárcel y el exilio y esa misma noche lo recibiría Allende, quien iniciaba su mandato constitucional rodeado de personalidades de todo el mundo. Dialogaría también con el poeta Pablo Neruda, para cuyo Canto General luego compuso la música.

‘En mi celda, yo oía los despachos de Prensa Latina por Radio Habana Cuba en griego’, dijo, complacido, en su lengua, luego de pasar por francés e inglés, al español.

Agradeció a Cuba -país que visitó y con cuyos dirigentes estableció lazos de amistad- por la solidaridad manifestada durante sus tiempos de sufrimiento.

Habló de Allende y de su nuevo proceso político, de su alegría por estar en libertad y por la música que quería componer.

El despacho que luego redacté, como éste, logrado fruto del azar, no llegó a reflejar del todo el profundo sentimiento que allí se estableció, aunque, para mí, es inolvidable, mi primera nota importante para Prensa Latina.

Fuente: Prensa Latina

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