Los 60 años de un grande de nuestra historia,Jorge González. Por Juan Francisco Torres
¿Todos estamos incluidos en ese “todos”?
Una Constitución para todos, un Ejército para todos, una democracia para todos…palabras al viento.
Arturo Alejandro Muñoz
No constituye novedad (ni misterio) afirmar que Chile se encuentra severamente fraccionado en dos bloques que parecen aumentar sus odios y su ira más y más cada día. ¿Alguien lo duda?
En el actual intríngulis en que hoy se halla el país, las odiosidades aumentan y nadie le cree nada a nadie, ni confía en la palabra de las autoridades. Los políticos (en especial los parlamentarios) están desprestigiados y en absoluto son prenda de garantía ni de confianza ni de credibilidad.
Dentro de este catastrófico esquema tienen cabida también las fuerzas armadas y las policías. La Historia reciente las condenan. Son demasiadas las muertes y los brutales atropellos cometidos por ellas como para otorgarles un perdonazo con la facilidad y globalidad que impetran.
Entre millones de chilenos circula la certeza que esas instituciones funcionan preferentemente para apoyar, defender y cobijar sólo a un exiguo porcentaje de la población. A aquel que es dueño de los recursos naturales, la banca, las comunicaciones y las empresas.
Y esos millones de chilenos saben que a ese mismo exiguo porcentaje de compatriotas pertenecen los altos mandos de nuestras fuerzas armadas, salvo contadas excepciones.
Cuánto quisiera la sociedad civil confiar en el Ejército, en la Armada, en Carabineros, en la Fuerza Aérea…pero esa es todavía una materia imposible.
Vean ustedes, queridos lectores, lo siguiente.
El excomandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez Menanteau, informó a la prensa que está próximo a lanzar su libro “Un Ejército para todos”, y adelantó algunas de las opiniones que vertió en las líneas de su trabajo escritural. Entre otras, su crítica contra quien presidió el país en la dictadura y en la institución que por tantos años representó: es decir, Augusto Pinochet.
También asegura que Pinochet (Pinochet) debió haber asumido su responsabilidad de mando. “Al no hacerlo, otros siguieron esa conducta, dejando desvalidos a los que finalmente ejecutaron las órdenes, muchos de ellos creyendo que eran legales, las que después fueron desconocidas por algunos de esos superiores ante los tribunales; un buen ejemplo es la Caravana de la Muerte con el general Arellano”, fueron sus palabras recogidas por el diario El Mercurio en una entrevista.
Pero, ¿cómo lograr creerle a él y a un Ejército que siempre se ha constituido en el brazo armado de la alta burguesía criolla?, ¿un Ejército que cada año jura ante la bandera patria defender la soberanía nacional y el pueblo de Chile, cuestión que jamás ha ocurrido en la estricta y dura realidad?
Usted habla de <Un Ejército para todos>, pero si nos atenemos a la Historia (lejana y cercana) ella le juega en contra, señor excomandante. Sus instituciones armadas, señor Martínez Menanteau, se han caracterizado por asesinar trabajadores, obreros, pobladores, estudiantes…chilenos.
El listado es largo; permítame resumirlo para confirmar lo asegurado en esas últimas líneas.
Octubre de 1905: La <<huelga de la carne>>
El alza de los impuestos a la carne proveniente de Argentina generó protestas que fueron reprimidas por el general Roberto Silva Renard dejando un saldo de más de 200 personas muertas.
El mismo Silva Renard dirigió la masacre en la Escuela Santa María de Iquique en 1907.
Huelga de 1903 en Valparaíso
El 13 de mayo de 1903 se inició una huelga portuaria reclamando disminución de la jornada laboral y aumentos salariales. Las deplorables condiciones de vida de la población condujeron a un estallido de protestas y saqueos. Tras esto, efectivos militares reprimieron a trabajadores, dejando un saldo de 50 muertes y 200 personas heridas.
Matanza en la Escuela Santa María de Iquique
La Matanza de la Escuela Santa María que terminó con la vida de miles de mineros y sus familias que, desde las oficinas salitreras, caminaron por el desierto de Atacama para llegar al puerto de Iquique a reclamar por sus demandas.
Desoyendo estas exigencias, la clase política y las Fuerzas Armadas, en un explícito comportamiento rastrero y servil, preparaba la masacre que, a más de un siglo, el pueblo sigue recordando. El 17 de diciembre, arribó desde Arica el crucero Blanco Encalada con militares del Regimiento Rancagua. El 18 recaló en el puerto de la ciudad el crucero Esmeralda con tropas de Valparaíso. El 19 atracó el Zenteno, donde se transportaba el Intendente de la Provincia de Tarapacá, Carlos Eastman y el General Roberto Silva Renard.
El día 21 de diciembre de 1907, el intendente decretó el Estado de Sitio, prohibiéndose la circulación de grupos de más de dos personas. Luego, también mediante el decreto de Eastman, se conminó a los obreros y a sus familias a dirigirse al hipódromo de Iquique, ante lo cual éstos se negaron, argumentando que necesitaban respuestas concretas a sus exigencias. Este fue el contexto en que Silva Renard ordenó el inicio de las descargas, masacrando a una cantidad indeterminada de trabajadores, trabajadoras y sus familias.
Masacre de Marusia
En marzo de 1925 los trabajadores se declararon en huelga exigiendo mejores salarios, jornadas laborales más cortas y mejores condiciones.
Tras estallar la huelga, los trabajadores intentaron defenderse saboteando líneas de ferrocarril para evitar la llegada de tropas. Inicialmente unos 40 soldados al mando del capitán Gilberto Troncoso llamada «la Hiena de San Gregorio» entraron disparando pese a que mujeres de la salitrera intentaron frenar su avance.
Trabajadores se defendieron con cartuchos de dinamita, organizando una contraofensiva y obligando a Troncoso a retirarse. Luego llegaron unos 300 soldados bajo el mando del coronel Pedro Schultz. Atacaron la ciudad por la noche y ametrallaron a cientos de personas, incluyendo mujeres y niños. La cifra de víctimas permanece indeterminada, fluctuando en torno a unas 500 personas.
Matanza de La Coruña
Cerca de 2000 personas fueron asesinadas por soldados del Ejército y la Armada en la oficina salitrera de la Coruña el 5 de junio de 1925.
El 3 de junio los trabajadores se tomaron la salitrera. Fueron enviados a reprimir, infantería del regimiento Carampangue y caballería del regimiento Granaderos además de marinería.
El saldo de muertes alcanzó unas 2000 personas y otras 600 fueron torturadas.
Masacre de Ránquil
En 1934, un grupo considerable de campesinos, mapuches y obreros tomaron el destino con sus propias manos y empuñando armas, generaron uno de los levantamientos armados más potentes que pueden ser rastreados en nuestra memoria.
En Lonquimay el movimiento que rápidamente se expandió a otros campesinos de la zona, así como a grupos mapuche-pewenches y obreros que trabajaban en algunos lavaderos de oro del sector y en la construcción de un túnel.
El asunto se salió a tal punto de las manos que las fuerzas policiales locales fueron totalmente rebasadas, teniendo que pedir el auxilio de cuadrillas policiales y militares que enfrentaron a los huelguistas en el fundo de Ránquil.
Las cifras de muertos varían según las fuentes y las ideologías que las nutren. La mayoría de las fuentes historiográficas hablan de al menos 100 muertos, ero este número no contempla los encarcelados o los que tuvieron que darse a la fuga entre las cimas cordilleranas tratando de pasar a territorio argentino. En cuanto a los participantes, sin tener una cifra totalmente fiable, las fuentes hablan de 400 a 1500 personas aproximadamente.
Matanza En Salvador
En octubre de 1965 un paro por mejoras salariales era llevado a cabo por trabajadores de Andes Cooper Mining y de la Potrerillos Railway Company, además de los campamentos de Sewell, El Salvador, Potrerillos y Chuquicamata. El gobierno declaró zona de emergencia en los departamentos de El Loa, Chañaral, Tocopilla y Rancagua, dando pie al copamiento por parte de efectivos militares.
El 11 de marzo de 1966, se ordenó un desalojo del sindicato por efectivos militares, carabineros y detectives.
Trescientos obreros se encontraban almorzando en una olla común. Un suboficial y un piquete de tropas entraron arrojando bombas lacrimógenas, generando una estampida al interior del inmueble.
En medio de la carga de los militares, un capitán resultó herido, probablemente por su propia arma al resbalar y caer. Esto descontroló a los soldados y carabineros, que continuaron disparando a mansalva.
El saldo fue de ocho muertos y cuarenta heridos.
En fin, señor excomandante, ¿será necesario agregar a este somero listado el genocidio cometido por su Ejército durante la dictadura cívico-militar entre 1973 y 1989?
Recuerde usted que según los informes de la denominada Comisión de Verdad y Reconciliación, «Informe Rettig«, el informe de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura «Informe Valech» las cifras de víctimas de la dictadura cívico-militar alcanza las 31.686 personas.
¿Cómo poder confiar en sus palabras, señor excomandante, si durante su permanencia como general en jefe del Ejército usted defendió a rajatabla la idea de homenajear al criminal Manuel ‘Mamo’ Contreras? No olvide que algunos abogados tuvieron que llegar incluso a la Corte Suprema para obligarle a desistir de tamaña aberración.
Quisiéramos creer en usted y en su Ejército, señor Martínez Menanteau, claro que quisiéramos…pero se nos hace cuesta arriba.
Que confiemos y creamos ciegamente en las instituciones armadas de la patria, sólo depende de ellas mismas…de que hagan piel y mérito ese juramento que cada año comprometen ante nuestra bandera, y que de verdad, por fin, Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Carabineros, sean instituciones <<para todos>> los chilenos
Hasta este momento, en ese concepto no estamos todos incluidos…y usted lo sabe.