Presidente de Argelia reafirma Estado social y coherencia geopolítica. Por:Esteban Silva Cuadra

 Presidente de Argelia reafirma Estado social y coherencia geopolítica. Por:Esteban Silva Cuadra

Presidente de Argelia reafirma Estado social y coherencia geopolítica.
Por:Esteban Silva Cuadra*

Análisis político | InfoSurGlobal

El reciente discurso del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, pronunciado el 30 de diciembre de 2025 ante las dos cámaras del Parlamento argelino, no debe leerse como una mera rendición de cuentas administrativa. Se trata, más bien, de una definición estratégica de rumbo, en un contexto internacional marcado por la guerra en Europa, el genocidio contra el pueblo palestino, la agresión imperial contra el petróleo y la soberanía de Venezuela en el Caribe, la financiarización extrema de la economía, la ofensiva neoliberal contra los Estados sociales y el reordenamiento del poder global hacia un nuevo multilateralismo.

El Estado social como decisión política, no como residuo histórico.

Uno de los ejes centrales del discurso fue la reafirmación del carácter social del Estado argelino, presentado no como una concesión coyuntural, sino como una herencia política irrenunciable de la Revolución de Liberación Nacional del 1 de noviembre de 1954. En ese sentido, el presidente recordó los sacrificios de los mártires para «construir un Estado social y democrático conforme a nuestros principios islámicos».
En momentos en que los países del Sur Global enfrentan fuertes presiones para desmontar subsidios, privatizar servicios esenciales, desregular sus economías y subordinar los términos del intercambio comercial en beneficio de las grandes corporaciones transnacionales, así como a las recetas fracasadas de organismos financieros multilaterales en crisis, Argelia reafirma un camino soberano distinto.
Cuando Tebboune sostiene que «la historia no registrará que hayamos abandonado al ciudadano humilde», establece una línea de demarcación ideológica clara frente al modelo capitalista global en su expresión neoliberal dominante, que ha demostrado su fracaso social y su incapacidad para garantizar cohesión, soberanía económica y alimentaria, dignidad y estabilidad.
La defensa que realiza el presidente del poder adquisitivo del pueblo argelino, mediante subsidios a los alimentos, la energía, el agua, la vivienda y la educación gratuita, constituye en este contexto una política de soberanía social, y no un gasto prescindible, como pretenden imponer los dogmas neoliberales.

Economía productiva versus dependencia importadora.

Desde una perspectiva estructural, el discurso reconoce explícitamente los efectos destructivos de décadas de dependencia importadora, descritas con precisión como una verdadera “desertificación industrial”.
El viraje hacia la producción nacional, el fortalecimiento del sector industrial y la reactivación ferroviaria se inscriben en una lógica de recuperación de las capacidades estratégicas del Estado argelino.
El aumento del peso de la industria en el PIB, el impulso a la inversión pública y privada, el crecimiento de las startups y el avance hacia la autosuficiencia farmacéutica reflejan una clara voluntad de reconstrucción del tejido productivo, condición indispensable para cualquier proyecto de soberanía real.
La mención de los 309 proyectos con participación de inversión extranjera no apunta a una apertura subordinada, sino a desmontar el relato del aislamiento, reafirmando que integración internacional no es sinónimo de sumisión.

Recursos estratégicos y control nacional

Los proyectos de Gara Djebilet y de los fosfatos del Altiplano deben leerse como apuestas geoeconómicas de largo plazo.
En un mundo donde los minerales estratégicos y los fertilizantes se han convertido en instrumentos centrales de poder y forman parte de las disputas geopolíticas y económicas globales, Argelia busca posicionarse como actor soberano, controlando la producción, el transporte y el valor agregado de sus recursos naturales y bienes comunes.
El reconocimiento explícito de algunas debilidades —como las dificultades en la producción de carnes— forma parte de un discurso político poco habitual, que interpela a los actores económicos internos y señala que la soberanía alimentaria y productiva no puede quedar rehén de intereses privados ni de importaciones estructurales.

Túnez y Palestina: coherencia política y líneas rojas.

En política exterior, el discurso del presidente Tebboune reafirma una doctrina de coherencia poco frecuente en el escenario internacional actual.
La defensa de Túnez frente a los intentos de desestabilización, con la afirmación de que «quien toque a Túnez, toca a Argelia», expresa una visión de seguridad regional compartida, opuesta a la fragmentación inducida desde fuera.
Más significativa aún es la reiteración del apoyo incondicional a la justa causa palestina, en un momento en que numerosos gobiernos optan por la ambigüedad o el alineamiento con las potencias occidentales cómplices y responsables del genocidio que perpetra el gobierno sionista contra el pueblo palestino en Gaza.
En la misma línea de coherencia, el presidente argelino ha reiterado recientemente su respaldo a la justa lucha del pueblo saharaui por su derecho a la autodeterminación en el Sáhara Occidental.
Argelia reafirma así una política exterior de principios, anclada en el derecho internacional y en su propia historia anticolonial. Resulta especialmente relevante que este discurso se produzca a pocos días de la aprobación unánime, por parte de la Asamblea Popular Nacional, de la histórica ley que criminaliza el colonialismo francés.

Argelia como referencia para los países del Sur Global.

Leído en su conjunto, el discurso de Tebboune proyecta a Argelia como un Estado que resiste la lógica de la subordinación, que defiende y proyecta su historia y su soberanía política, social, económica, industrial, comercial y cultural, y que busca ocupar un lugar propio en el reordenamiento del nuevo orden multipolar en curso.
En tiempos de crisis sistémica del capitalismo global, de guerras de rapiña, de saqueo de recursos naturales estratégicos y bienes comunes, de profundización de los conflictos contra el colonialismo y el neocolonialismo y de disciplinamiento social, la experiencia argelina —con sus avances, contradicciones y desafíos— ofrece importantes aportes para la reflexión de los pueblos de África y de América Latina y el Caribe.
No se trata de un modelo a copiar, sino de la afirmación y proyección de una visión soberana: que los pueblos pueden y deben decidir su propio destino.

InfoSurGlobal
30 de diciembre de 2025


* Esteban Silva Cuadra
Analista internacional.Integrante del Buró Ejecutivo de la Asociación Internacional de Amigos de la Revolución Argelina.

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